ESPAÑA – URSS

LA UNIÓN SOVIÉTICA Y LAS ISLAS CANARIAS

SOVHISPÁN

Sovhispan fue una empresa de capital mixto hispano soviético creada en 1971, en tiempos de Franco, para el abastecimiento de la flota soviética de pesca en puertos de las Islas Canarias.

Nuevo libro de Jesús Rodríguez Beltrán

 

DE BRÉZNEV A PUTIN

Crónica del final de la Unión Soviética y el origen de la nueva Rusia

 

Más información en 

www.de-brezhnev-a-putin.com

info@de-brezhnev-a-putin.com

El origen y el devenir de Sovhispán constituyen uno
de los ejes fundamentales de la trilogía publicada por Ediciones Bomarzo

El caso Timoféev 

Octubre 2021

El Caso Koval  

Octubre 2022

El caso Kotlyar 

Abril 2023

El autor de la trilogía, Jesús Rodríguez Beltrán, fue directivo de Sovhispán durante quince años. Además de la narración de acontecimientos y situaciones trascendentales en la historia de la empresa, incluyen, en sus notas a pie de página y apéndices, datos sobre la misma de indudable valor para el lector interesado.   

LOS INICIOS DE LA COLABORACIÓN ENTRE LA URSS Y LA ESPAÑA FRANQUISTA

«El primer acuerdo oficial sobre la entrada de buques soviéticos en puertos canarios se llevó a cabo mediante un intercambio de cartas entre el subsecretario de la Marina Mercante, almirante Leopoldo Boado, y el jefe del Departamento de Asuntos Exteriores del Ministerio de Marina soviético, Alexánder Averin, el 17 de febrero de 1967. Ese primer acuerdo fue ampliado después de las conversaciones que tuvieron lugar en Madrid en febrero de 1969, que fueron seguidas de otro intercambio de cartas el día 11 del mismo mes. En este caso, el subsecretario de la Marina Mercante le dirigió su carta a Alenxander Savelyev, presidente de Sovfrakht. En el punto 5º, a) de la misma se dice, refiriéndose a las condiciones en las que los buques mercantes y de pesca soviéticos utilizarán los puertos españoles, que «la parte española se esforzará en que éstas condiciones sean más ventajosas que en los demás puertos de la misma área geográfica»

«A partir de 1967, los barcos soviéticos de pesca, al amparo del acuerdo de febrero de ese año, comenzaron a hacer entradas en los puertos canarios, geográficamente mejor situados que Gibraltar, en cuyo puerto recalaban con anterioridad, respecto a las rutas de los barcos y por la cercanía a los caladeros de pesca. Además, la operativa en puerto era más eficiente, llegándose a reducir hasta en dos días la estancia de cada barco, y los suministros eran considerablemente más baratos.»

«La empresa consignataria de los barcos fue inicialmente Polsuardíaz, una empresa mixta que la empresa pública polaca y Vapores Suardíaz, futuro socio fundador de Sovhispán, habían creado para el  abastecimiento de la flota pesquera y mercante de ese país.»

LA CREACIÓN DE SOVHISPÁN

«…las entradas de buques soviéticos de pesca en los puertos canarios aumentaron considerablemente año a año, así como los servicios que recibían, y más con la puesta en marcha de Sovhispán.  Se alcanzaron casi las 1.000 entradas de barcos en 1967, primer año del acuerdo,  y las 1.200 el año siguiente. En esa cifra se estabilizaron hasta finales de la década de los setenta en la que subieron al nivel de las 1.500/1.600 entradas anuales, hasta mediados/finales de los 80 en las que, durante cuatro años, se superaron las 1700 entradas/año. A partir de 1991, año de la desaparición de la Unión Soviética,  se produce una caída en picado de dichas entradas. No es cierto, como se ha dicho, que en 1981 y 1982, con motivo de la entrada de España en la OTAN y sus prolegómenos, y las amenazas de la embajada soviética en Madrid, las entradas de los buques de pesca soviéticos en los puertos canarios disminuyesen drásticamente. Se mantuvieron prácticamente al mismo nivel que tenían con anterioridad. He ahí una prueba evidente de la enorme importancia de la actividad pesquera soviética y su presencia en los puertos canarios a través de Sovhispán, que permitió sortear, con mucha intranquilidad y disgustos, pero sin grave menoscabo de la actividad esencial, semejante prueba.»

Oficinas de Sovhispán en Madrid, en la calle Joaquín Costa, nº 16

« Sovhispán, S.A. Empresa de capital mixto hispano-soviético, constituida en Barcelona el 3 de julio 1971, «por tiempo indefinido, iniciando sus actividades el 1 de septiembre de 1971», con domicilio social en Santa Cruz de Tenerife, e inscrita en el Registro Mercantil de dicha ciudad el 10 de septiembre del mismo año. Los socios eran, por parte soviética, Sovrybflot y, por parte española, inicialmente la Compañía General de Tabacos de Filipinas y Vapores Suardíaz. Este último fue sustituido en 1981 por la empresa estatal Focoex, debido a presiones del Gobierno de España, que antes había limitado la presencia y poderes de los directivos soviéticos en la empresa, vetándoles el acceso a la presidencia y la dirección general.»

«La inversión soviética en Sovhispán tenía que ser regularizada para adaptarla a las disposiciones del Real Decreto de septiembre de 1978 sobre inversiones extranjeras en España. En diciembre de 1979, el Consejo de Ministros, en respuesta a la solicitud de regularización de Sovhispán, tomo la decisión de que debía liquidar, en el plazo de un año, las participaciones que tenía en otras sociedades españolas y venderlas a los socios españoles, o a una sociedad soviética que se dedicase a un objeto similar al de la participada, o solo a personas de nacionalidad española. El Consejo de Ministros también decidió, ya entonces, que el presidente y el consejero delegado de la empresa tenían que ser de nacionalidad española, y que el número de extranjeros empleados de la empresa no podía exceder el número de seis.»

LA EXPANSIÓN COMERCIAL E INTERNACIONAL DE SOVHISPÁN

«Sovhispán fue la primera empresa mixta soviética de pesca y abrió el camino al gran desarrollo que esta fórmula tuvo en los años siguientes, ya que Sovrybflot llegó a crear 17 empresas similares entre 1971 y 1986.  Sin embargo, sólo Marisco, en Singapur, podía comparársele en cuanto al valor estratégico que tenían para la flota soviética, por su ubicación y los servicios que podían prestar, y ninguna de ellas tuvo, ni de lejos, el proceso de expansión y diversificación que tuvo la española: A las delegaciones de Tenerife, Las Palmas, Moscú y Madrid, añadió oficinas de representación en diferentes países europeos, africanos y americanos, para la venta de pescado y otras mercancías o para la realización de operaciones de pesca. Algunas fueron de gran volumen y se mantuvieron durante años, como las realizadas en Gran Bretaña, Irlanda, Canadá, Marruecos, Colombia y Argentina. Fue además una empresa muy activa en el comercio hispano soviético, realizando todo tipo de operaciones de compraventa con diferentes organizaciones soviéticas de comercio exterior. Creo sinceramente que ni los propios directivos de la empresa éramos conscientes de la importancia que alcanzó, muy superior a su considerable volumen de negocios. Kotlyar me contó que en una sesión del Consejo de Ministros de la URSS a la que él asistía, mientras se criticaba con dureza al Ministerio de Asuntos Exteriores, se puso como ejemplo de buena actuación exterior a su ministerio, el de Pesquerías y, en concreto, se habló del caso de Sovhispán.»

«La denominación de “empresas mixtas” que utilizaban los soviéticos, y era aceptada por los socios extranjeros, no era exacta, ya que se trataba de empresas nacionales del lugar en el que habían sido constituidas, siendo el cincuenta por ciento de su capital, o el porcentaje que fuese, soviético. Por ejemplo, Sovhispán era una sociedad anónima cien por cien española, cuyo capital era soviético en un cincuenta por ciento. La matización tiene importancia, porque estas empresas se regían exclusivamente por la legislación sobre sociedades del país en el que estaban domiciliadas. La condición de empresas extranjeras estaba clara para las autoridades soviéticas incluso dentro de la URSS, ya que, por ejemplo, la oficina de Sovhispán en Moscú era, a todos los efectos, la representación de una empresa extranjera y el director de la misma tenía que ser necesariamente extranjero, nunca soviético.»

«Sovhispán, aparte del negocio pesquero, fue, como he dicho, muy activa en el comercio hispano soviético de muy diferentes mercancías y servicios. Esta actividad se encauzaba en parte a través de una empresa filial, Iberlés, en sociedad con la Compañía General de Tabacos de Filipinas. Otras empresas filiales o participadas fueron: Soviemex, en sociedad con Emex, del grupo Transáfrica, dedicada a la construcción de «proyectos llave en mano» en la URSS, Angola y Guinea Bissau; y Maderas Rusas, con Exportlés y Maderas de Lequeitio, dedicada a la importación de madera de la URSS y a la importación y exportación de papel. En el negocio de la pesca llegó a contar con cuatro filiales: Pesconsa, con Cieisa, del grupo Barreiros, y otras tres empresas en países africanos, que además vendían en sus respectivos mercados otros productos y servicios: Sopetogo, en Togo; Sopecib en Benin; y Cafistraco, en Camerún. La resolución del Gobierno español de finales de 1979, comunicada a Sovhispán a principios de 1980, que limitaba el número y las funciones de los representantes soviéticos en la empresa, incluía la prohibición de que Sovhispán tuviese participaciones en otras empresas españolas. Estaba además obligada a liquidar las participaciones ya existentes en el plazo de un año, por lo que hubo que proceder a la disolución de Pesconsa, y a la venta a los otros socios de las acciones en Iberlés, Soviemex y Maderas Rusas. Aunque la resolución del Gobierno se refería a la prohibición de participaciones en empresas españolas, se aprovechó la circunstancia para disolver las tres empresas constituidas en países africanos.» 

«La idea de que Sovhispán se dedicase a realizar todo tipo de operaciones de comercio exterior entre la URSS y España fue expresamente apoyada por el ministro Ishkov durante una intervención formal con motivo de la participación de Sovhispán en la feria Inrybprom en 1975. A propósito de visitas, Ishkov estuvo en las oficinas de Sovhispán en Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife en dos ocasiones, en Septiembre de 1973, en pleno franquismo, y en marzo de 1978, en viaje de carácter oficial, que incluyó además la oficina de Madrid. También visitó la oficina de Moscú en mayo de 1977. Ni Kamentsev ni Kotlyar, siendo ministros, visitaron España y, lo que es más sorprendente, nunca estuvieron en la oficina de Sovhispán en Moscú.»

OFICINAS DE SOVHISPÁN EN MOSCÚ

Oficinas de Sovhispán en Moscú en Chaikovskogo, 7/1

«La acreditación de una oficina de representación de una empresa extranjera en la URSS era muy difícil. En los contados casos en los que se obtenía, las condiciones eran muy limitadas, tanto de espacio como respecto al número de representantes extranjeros que se autorizaban y el de empleados soviéticos. Estos últimos debían ser necesariamente contratados a través de una organización llamada UPDK. Grandes empresas extranjeras acreditadas se tenían que conformar con un par de habitaciones en un hotel, o espacio similar, habilitadas como oficinas, un representante extranjero, una secretaria-intérprete y un chofer, además de una empleada para el servicio doméstico en el domicilio del representante. En el caso de la oficina de Sovhispán en Moscú, llegamos a contar con más de 20 empleados, incluyendo el director y otros dos españoles, un subdirector soviético y dos ejecutivos, seis secretarias-intérpretes, una señora de la limpieza, una cocinera y su ayudante y cinco chóferes; además del servicio en los domicilios de los españoles. Las oficinas se encontraban en dos plantas con salida directa a la calle en el centro de Moscú, con una superficie de más de seiscientos metros cuadrados que, aparte de los despachos de trabajo, incluían sala de exposiciones, bar, cocina-comedor para todos los empleados, almacén y sala de reuniones. Estaba por lo demás magníficamente equipada y amueblada, ya que su reforma y acondicionamiento había coincidido con la construcción por Soviemex de los supermercados Okean en la URSS, y todo el material y los técnicos encargados de la instalación habían llegado de España.»

EL NEGOCIO DEL PESCADO Y LAS OPERACIONES DE PESCA

«Las cifras de ventas de pescado congelado soviético por Sovhispán incluían las descargas en puertos españoles, procedentes de diferentes caladeros, que hasta los años ochenta no creo que llegasen a superar nunca el diez por ciento del total. El grueso lo constituían las entregas en Nigeria, que era el principal mercado, de jurel congelado procedente del Pacífico suroriental; las ventas en otros países africanos de pescado procedente de los caladeros de la zona de Mauritania y Namibia; y las ventas, también en África, de la parte de producción congelada que le correspondía a la empresa en las operaciones con bases flotantes soviéticas en Gran Bretaña, Irlanda y Canadá. En contra de lo que tantas veces se ha podido leer en la prensa española, ni una sola de estas toneladas procedía de la supuesta depredación por la flota soviética del caladero canario. Los puertos de las Islas Canarias fueron importantísimos para la logística de la flota soviética de pesca, pero no sus recursos pesqueros, que son escasos y en su mayor parte inapropiados para una flota de este tipo; no así los de los cercanos caladeros saharianos, de enorme relevancia.»

LAS OFICINAS DE SOVHISPÁN EN LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

«El primer y principal activo de Sovhispán fue la capacidad de prestación de todo tipo de servicios a la flota desde un emplazamiento estratégicamente ideal: los puertos de Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife en las Islas Canarias. No hace falta ser un experto, solo con situar en el mapa, por un lado los caladeros de pesca del Atlántico sur, e incluso del Pacífico suroriental, a los que se accedía a través del canal de Panamá; y por otro los puertos base de los armadores de pesca soviéticos en el Mar Negro, el Mar Báltico, el Mar Blanco y la región de Murmansk, se entiende fácilmente. Además, no se trataba sólo de una cuestión geográfica, sino de la posibilidad, insisto, de recibir todo tipo de servicios y suministros, realizar cualquier reparación y hacer cambios de tripulación en unas condiciones inmejorables. Si a lo anterior se le añade la posibilidad que las Canarias ofrecían a las tripulaciones de adquirir, libres de impuestos, las mercancías más deseadas en la Unión Soviética, lo que les permitía multiplicar sus magros ingresos en divisas convertibles, tendríamos un cuadro explicativo bastante completo de las ventajas.»

«Me dediqué a pasear por mi cuenta por las instalaciones, cuya ubicación y dirección postal, Tinglado Muelle Rivera, era una descripción bastante exacta del inmueble y sus funciones. Se trataba de un enorme sólido rectangular de hormigón de dos plantas, dentro de la zona portuaria y situado junto al muelle de ese nombre, que tenía bastante de «tinglado». Disponía de una enorme rampa en su fachada, por la que podían ascender los vehículos a la segunda planta, después de salvar la gran altura de la primera. 

astilleros-shovispan
Oficinas de Sovhispan en Las Palmas de Gran canaria. Tinglado Muelle Ribera, s/n.

En la segunda planta, en su mitad izquierda, estaban las oficinas, que por la cara opuesta del edificio daban a una amplia terraza corrida con unas vistas privilegiadas sobre el conjunto del puerto; la otra mitad estaba ocupada por una gran tienda en la que los marineros soviéticos podían hacer las compras de los objetos que más necesitaban y que más valor incorporaban al venderlos a su vuelta a la Unión Soviética. Así conseguían multiplicar los modestos ingresos que recibían en divisas y que creo recordar que equivalían al diez por ciento de sus salarios. Nuestra tienda tenía para ellos la ventaja de que enviaba las compras, debidamente empaquetadas e identificadas, al barco que a cada uno le correspondiese. Pero muchos preferían trapichear con objetos y productos que ocultaban para su venta a los muchos cambulloneros que pululaban por el puerto y la ciudad de Las Palmas. Así conseguían fondos adicionales que solían gastar en las tiendas de los indios, algunas de ellas especializadas en productos de interés para los rusos y con algún empleado que tenía conocimientos de su idioma.»

«La planta de abajo del inmueble de Sovhispán estaba dedicada a los almacenes y cámaras en las que se guardaban parte de los productos frescos, es especial verduras y hortalizas, que se suministraban a los barcos soviéticos. Allí el trajín era continuo. El puerto de Las Palmas recibía a unos ochocientos grandes barcos soviéticos de pesca al año, con una tripulación de unos cien tripulantes cada uno, pero se podían registrar cinco, seis o más entradas de barcos en un solo día. La intensa actividad en el almacén provocaba un ruido continuo y se sucedían olores de bastante intensidad, como el del combustible quemado por los transportes o el de los diferentes cargamentos de verduras que iban de un lado para otro. Pero prevalecía un olor peculiar y sugerente, que yo asocié de inmediato al lugar y que todavía recuerdo.»

LAS OFICINAS DE SOVHISPAN EN SANTA CRUZ DE TENERIFE

Oficinas de Sovhispan en Santa Cruz de Tenerife. Avenida de Anaga, s/n

«En Santa Cruz de Tenerife la empresa había construido su propio edificio, que se llamaba así, edificio Sovhispán, y todavía hoy mantiene el nombre. Se trata posiblemente del único vestigio que ha quedado en Canarias de una compañía y un fenómeno que en otros tiempos tuvo allí tanta relevancia. Es un bonito inmueble, cuya dirección postal entonces era avenida de Anaga, bien situado frente al puerto de Santa Cruz, pero dentro del caso urbano. Tenía amplios espacios en su parte inferior para las instalaciones de Sovhispán, incluidas las oficinas, los almacenes y la tienda para los marineros soviéticos. En la parte superior se habían construido cinco plantas de apartamentos, con cuyo alquiler se pretendía un negocio adicional que permitiese con el tiempo amortizar el coste del edificio y que siempre funcionó bien y sin problemas. En el interior de las oficinas había algo sorprendente: dos grandes despachos, amueblados y decorados hasta el más mínimo detalle, que permanecían cerrados con llave. Estaban reservados a los directores generales español y soviético, por si en alguna ocasión se decidía trasladar la dirección general allí, y de momento sólo se abrían en las contadas visitas que los titulares del cargo hacían a la delegación.»

«La oficina de Sovhispán en Tenerife lo tenía todo para ser la oficina de Sovhispán más importante, al menos en las Islas Canarias. Era la sede social de la compañía, tenía su propio edificio y desarrollaba las mismas funciones que la de Las Palmas, con igual eficiencia. En realidad hacía algo más, ya que tenía un departamento para el desarrollo de una función exclusiva. Consistía en el suministro de diferentes artículos a los que denominábamos «especialistas soviéticos en África», y que eran los asesores, en gran parte militares, que La Unión Soviética tenía desplegados en Angola, Guinea Bissau y otros países africanos. A través de ese departamento se proveían de los aparatos y mercancías que ellos más valoraban, o más alto precio alcanzaban en el mercado soviético a su vuelta. Al igual que ocurría en el caso de los marineros, eso les permitía multiplicar el importe del pequeño porcentaje de sueldo que recibían en divisas. El departamento funcionaba muy bien y era muy rentable, en parte por las facilidades que se encontraban en las Canarias para ese tipo de mercancías, y el transporte garantizado por la flota de pesca a tan difíciles destinos.»

«Sin embargo, la delegación de Tenerife siempre tuvo en Sovhispán un papel subordinado al de Las Palmas. Una de las razones pudo ser la inercia que se creó por haber sido Las Palmas la sede de la dirección general de la empresa antes de su traslado a Madrid. También el puerto de Las Palmas ofrecía más facilidades que el de Santa Cruz, por la superior capacidad de reparación de buques de Asticán frente a Nuvasa, y porque en general era más comercial. La mayor parte de los intermediarios de pescado y otras mercancías, tenía mucha más presencia en Las Palmas. Tampoco era un factor desdeñable que su puerto ofreciese más posibilidades de trapicheo a las tripulaciones soviéticas. La preferencia de los buques soviéticos por entrar en el puerto de Las Palmas, por razones objetivas y otras menos confesables, era tan evidente que los representantes soviéticos en Sovhispán tenían que hacer un esfuerzo permanente para forzar la entrada de barcos en Tenerife y así equilibrar y hacer más eficiente el trabajo de las dos delegaciones. El resultado era que el número de entradas de barcos al cabo del año era similar en los dos puertos, pero siempre algo superior en el de Las Palmas.»